La polémica historia de la “bebé falsa” dio un giro inesperado, luego de que el Tribunal de Juicio de Chiriquí decidiera absolver, de manera unánime, a Tahira Edilka Montero, la mujer acusada de orquestar el engaño que estremeció al país en 2023.
La decisión llegó, ayer viernes 21 de noviembre, tras varios días de audiencias intensas, donde se expusieron testimonios, documentos y peritajes que buscaban esclarecer uno de los casos más inquietantes de los últimos años. Sin embargo, para los jueces, nada de lo presentado alcanzó el peso necesario para una condena.
Un fallo que cayó como balde de agua fría
La absolución se sintió como un duro golpe para la familia del joven que creyó haber perdido una hija que jamás existió.
La Fiscalía había solicitado más de 11 años de prisión, argumentando que Montero ejecutó una trama planificada que incluía un embarazo inexistente, documentos falsificados de nacimiento y defunción, y un supuesto funeral donde, en vez de un cuerpo, apareció una muñeca dentro del ataúd.
El caso que impactó al país
El episodio se volvió viral y generó indignación nacional cuando, en el funeral realizado en Bugaba, la abuela pidió ver por última vez a la supuesta bebé.
Al abrir el pequeño ataúd blanco, se encontró con una muñeca con guantes rosados y algodón en la nariz. Ese hallazgo destapó una cadena de inconsistencias: no había registros de nacimiento, las fotos médicas eran antiguas, del 2015, y ningún hospital confirmó la atención del supuesto parto.
Peritos médicos también descartaron trastornos psiquiátricos en la acusada; y quienes la observaron durante el juicio describieron su comportamiento como frío, distante y poco empático.
Con tantos elementos, muchos pensaron que la sentencia sería condenatoria… pero la sala decidió lo contrario.
Lo que falta por conocer
La expectativa ahora se concentra en el próximo 5 de diciembre, cuando los jueces revelarán la motivación de su fallo.
El Ministerio Público, al igual que los querellantes, evalúa si presentará o no una apelación.
Mientras tanto, la familia afectada intenta procesar un capítulo que deja más preguntas que respuestas, y un país entero observa, incrédulo, cómo una historia marcada por el engaño y el dolor queda, por ahora, sin responsables.









